Una mirada a la situación actual del Pantanal brasileño y sus consecuencias.
El Pantanal brasileño, el humedal inundable más grande del mundo hasta ahora, uno de los biomas más conservados de Brasil, es un lugar de refugio para la flora y fauna del país, ya que es refugio de animales que ya se habían extinguido en otras áreas, como el jaguar (Panthera Onça); vive la peor crisis de los últimos años. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe), los incendios aumentaron más del 220% en 2020. Además, según cinco peritajes realizados en el estado de Mato Grosso, los incendios en esa zona son causados por la acción humana - terratenientes, generalmente invasores, son los que hacen la mayor parte de los incendios criminales dirigidos a la agricultura y ganadería. De esa manera, la crisis que persiste por más de 3 meses ya ha consumido alrededor del 20% de la vegetación y sigue avanzando incluso después de la llegada de las lluvias, amenazan el ecosistema nacional.
La crisis que ha presenciado el bioma es un reflejo de la falta de compromiso del gobierno brasileño, ya que no solo el presidente, Jair Bolsonaro, sino el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, dejaron claro su apoyo a la agroindustria y a su crecimiento sin planificación, lo cual va en contra de la preservación del ecosistema nativo. Por lo tanto, la ausencia de inversión en preservación y control ambiental, además de la lenta respuesta del gobierno federal en lo que respecta a la contención de incendios, condujo no sólo a la carbonización y daño de varias especies, sino, también, a la pérdida de calidad de tierras y la contaminación del aire.
Para medir la extensión de la tragedia relacionada con las especies preservadas por el área del Pantanal, el Parque Estatal Encontro das Águas (Mato Grosso, Poconé), que tiene la mayor concentración de jaguares en el mundo, tuvo alrededor del 85% del área total destruida por incendios - cerca de 92 mil hectáreas quemadas - lo que también afecta la fauna y flora de la región, victimizando a aves y diversos animales terrestres y acuáticos ya que toda la cadena alimentaria se ha visto comprometida.
En este contexto, especies originariamente brasileñas en riesgo de desaparecer, como Arara Azul, Jacu de Barriga Castanha y Cervo do Pantanal, además de tener que luchar contra la extinción, también lucharán contra los incendios en el hábitat que antes aseguraba su protección.
Por encima de esto, los incendios afectan, además, el agua en el lugar húmedo más grande de la tierra, interviniendo en la cantidad de peces y en la calidad del agua de los ríos, ya que la presencia de cenizas en ellos resulta en la proliferación de bacterias y consecuentemente el agotamiento de oxígeno gaseoso (O2); factor preocupante, por lo que el “Pantanal Mato Grossense” es un enorme reservorio de agua dulce.
Ciertamente, más allá de los animales y la vegetación afectados por el incendio, la población ribeirinha - habitantes tradicionales de las riberas de los ríos - también se ve directamente afectada, donde, en algunos casos, además de quedar sin hogar, estas personas necesitan ser rescatadas. Es más, no solo el gran incendio en el Pantanal, sino cualquier tipo de incendio forestal y deforestación afecta también a la población urbana, ya que las partículas de humo se liberan a la atmósfera y luego son transportadas por el viento a otros lugares, lo que puede agravar las vías respiratorias existentes, problemas existentes o desencadenar otros nuevos, además de potenciar el calentamiento global por la cantidad de dióxido de carbono (CO2) emitido.
Por tanto, la conservación es fundamental para la salud de los que habitan en áreas verdes, así como de los que habitan en áreas urbanas, ya que los biomas juegan un papel importante a nivel ecológico, económico e incluso social por la enorme vinculación con el medio ambiente y sus recursos que apoyan todo tipo de vida.
Por Clara Lima, YCAC LATAM
Traducido por Nicolas Solano
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