Luchas indígenas por desplazamiento y explotación de tierras en Brasil
La selva tropical y sus protectores bajo amenaza
Escrito por Lucas Peralta
Traducido por María Pierce
Foto por Alexander Schimmeck en Unsplash
En 2020, hubo un aumento del 47% y el 9.5% de la deforestación en la Amazonía en comparación con 2018 y 2019, respectivamente, la tasa más alta de la década. En promedio, un área de bosque tropical más grande que los Países Bajos se perdió cada año entre 2014 y 2018, ya que los bosques se talan principalmente para la agricultura.
Esto representa una gran preocupación para el medio ambiente, ya que el territorio que debería ser protegido por el gobierno ya ha perdido 3.2 millones de acres de selva tropical. Este proceso, mayormente influenciado por la industria agrícola y ganadera, no solo está afectando al medio ambiente, sino también a comunidades enteras.
Debido a estas prácticas, las comunidades indígenas están siendo desplazadas de sus tierras de propiedad legal. Esto genera posteriormente otra rama de problemas; como pobreza, pérdida de cultura, problemas de salud y más (lo que lleva a situaciones más grandes de desigualdad).
Alrededor del 13% de la tierra brasileña está poblada por comunidades indígenas, y la mayor parte de ese territorio está bajo conservación. Sin embargo, este territorio, perteneciente a la selva amazónica, se encuentra amenazado por empresas y políticas dañinas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
La regulación y creación de nuevas reservas indígenas, deber que antes estaba controlado por la agencia aborigen “Funai”, ahora está controlado por el Ministerio de Agricultura - que está influenciado por el lobby de la agroindustria. (ibid).
Trasfondo
Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués), la mayor tasa de pérdida de bosques se registró en reservas indígenas como Itatá, con un aumento de 650% en la deforestación; en Apyterewa, con un aumento del 334%; y Cachoeira Seca, con un aumento del 12%. Cachoeira Seca sufrió la mayor pérdida de bosque (10.6% de su superficie total), seguida de Apyterewa (8%) e Itatá (5.53%). Las tres reservas que encabezan la lista están ubicadas en el corazón de lo que se conoce como el “arco de la deforestación del Amazonas”.
Los pueblos indígenas administran, poseen u ocupan al menos una cuarta parte de la superficie terrestre del mundo - pero tienen derechos legales de propiedad sobre solo el 10% de dicha tierra. Sin embargo, a pesar de que comprenden menos del 5% de la población mundial, protegen alrededor del 80% de la biodiversidad mundial.
Esto demuestra la gran importancia de las comunidades aborígenes y su relación con la biodiversidad y su conservación. El hecho de que la selva amazónica posea la mayor parte de la biodiversidad de la Tierra es una prueba del éxito que han tenido estas culturas en la protección de la tierra mientras viven en equilibrio con el medio ambiente.
Sin embargo, las contribuciones de los pueblos indígenas a la conservación de la tierra no siempre son reconocidas. Todo requiere ir más allá de las medidas tradicionales de conservación, y es necesario tener en cuenta un sistema holístico de conocimientos indígenas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), “el conocimiento local e indígena se refiere a los entendimientos, habilidades y filosofías desarrolladas por sociedades con una larga historia de interacción con su entorno natural. Estas formas únicas de conocimiento son facetas importantes de la diversidad cultural del mundo y proporcionan una base para un desarrollo sostenible apropiado a nivel local”.
Un enfoque holístico es inherente cuando se habla de formas indígenas de conocimiento (el conocimiento holístico se refiere al enfoque de que todos los aspectos de la vida están interconectados, todo se toma en consideración como parte del “todo”).
Tras los decretos emitidos por el presidente de Brasil, muchas personas pertenecientes a la comunidad indígenas protestaron en la capital brasileña para alzar la voz. Bolsonaro afirmó que los territorios pertenecientes al pueblo indígena son demasiado grandes en relación a sus habitantes, y se comprometió a congelar nuevas divisiones y abrir el territorio a la industria agrícola y minera.
El líder Indígena Cacique Dara dijo: “Este gobierno que está en el poder hoy está tratando de exterminar al pueblo indígena, pero nuestro pueblo es guerrero. No nos importa la riqueza, lo importante es la naturaleza” (ibid)
¿Por qué está pasando esto?
El problema de la deforestación se puede vincular fácilmente con las multinacionales y la influencia de los países poderosos. Debido a la disputa comercial entre Estados Unidos y China y la demanda global, la industria ganadera en Brasil está creciendo exponencialmente.
El panorama general es que la industria ganadera es responsable del 80% de toda la deforestación en la región, lo que permite la explotación de la tierra indígena y el medio ambiente en su conjunto.
Una gran parte de la tierra amazónica ha recibido el estatus de asentamientos protegidos por ley. Sin embargo, algunas áreas todavía se utilizan para la agricultura, la minería, la tala y otras actividades comerciales perjudiciales para el medio ambiente.
Debido a que la mayoría de los asentamientos protegidos son propiedad de comunidades indígenas, se podría argumentar que todas la actividades mencionadas anteriormente (reguladas por el Estado) son ilegales si se tiene en cuenta lo establecido en la Constitución de Brasil; “Las tierras tradicionalmente ocupadas por los indígenas [pueblos indígenas] están destinadas a su posesión permanente, y tendrán derecho al usufructo exclusivo de las riquezas de los suelos, ríos y lagos que en ellas existan”.
A pesar de que los pueblos indígenas tienen derecho a la tierra, el gobierno a menudo argumenta que las acciones que toman con respecto a la minería y la deforestación también están permitidas por su Constitución; “El aprovechamiento de los recursos hídricos, incluido su potencial energético, y la prospección y extracción de riquezas minerales en tierra indígenas sólo podrá realizarse con la autorización del Congreso Nacional”.
A pesar de que las consecuencias ambientales son perjudiciales, el uso comercial de la tierra evidentemente impulsa la economía de Brasil. Como Brasil es un país en desarrollo, para generar rápido crecimiento económico, depende del uso de recursos naturales.
La deforestación del Amazonas no solo es dañina para las comunidades indígenas y la biodiversidad de Brasil, sino para el mundo entero. Debido a que la selva amazónica es vista como el pulmón de la Tierra, la deforestación podría llevar a la transformación del paisaje en una sábana que, por lo tanto, genera menos oxígeno.
No abordar este problema podría acelerar el cambio climático, aumentar la pérdida de biodiversidad y dañar significativamente a la sociedad en su conjunto debido factores socioeconómicos y relacionados con la salud.
¿Quién está en lo correcto y quién está equivocado?
El desplazamiento y la ocupación de tierras que sufren los pueblos indígenas son producto de las injusticias climáticas y gubernamentales. Nadie debe ser privado de los recursos que ofrece el país - siempre y cuando el uso de la tierra se lleve a cabo de manera sostenible y con un acuerdo entre ambas partes.
La tierra habitada por comunidades aborígenes muestra una mayor cantidad de biodiversidad que otras áreas protegidas; por lo tanto, mejorar las prácticas de tenencia de tierras nativas en territorios administrados por indígenas puede tener cierto potencial para reducir las deficiencias nacionales y mundiales en la protección de la tierra para conservación de la biodiversidad.
Una asociación entre el gobierno de Brasil y las comunidades amazónicas podría promover el uso más responsable y sostenible de la tierra, generar crecimiento económico y prosperidad para Brasil y, al mismo tiempo, proteger la biodiversidad de la tierra y las comunidades nativas, así como sus derechos.
Esto podría llevarse a cabo aprendiendo a cuidar la selva tropical utilizando el conocimiento indígena y amplificando sus voces para comprender su posición.